miércoles, 7 de agosto de 2013

El tratamiento del alpechín



Se trata de uno de los residuos que puede generar mayores problemas en ríos, costas y cosechas, pero sin embargo no es conocido por todo el mundo. Margal Agronomía es consciente del problema que produce en el cultivo y está especializada en su tratamiento. Hoy lo explicamos:

¿Qué es? Se trata del residuo acuoso que procede de los procesos de transformación y extracción del aceite de oliva. Contiene el agua de la propia aceituna y las aguas de su lavado y procesado. 

Es un líquido de color negruzco y olor fétido que suele contener, en suspensión, restos de la pulpa de la oliva, sustancias pépticas e incluso pequeñas cantidades de aceite. El color del alpechín varía con el pH (rojizo a pH ácido y verdoso en alcalino). Tiene sabor amargo y aspecto brillante.

Su degradación en la naturaleza o en plantas depuradoras, es complicada ya que contiene productos con poder antibacteriano. Su efecto, en los ríos, playas, costas, campos y en las depuradoras biológicas puede tener unas consecuencias nefastas: produce suciedad, malos olores, aniquila las plantas y acaba con los peces. Si se quiere evitar este tipo de efectos, es altamente recomendable llegar a cabo un tratamiento correctivo específico.


Su efecto en la agricultura. Este correoso líquido genera un film superficial en aguas y suelos debido al aceite presente y su toxicidad para la flora es notable. Otros de los problemas ambientales que produce el alpechín son sus efectos citotóxicos, en especial para la germinación de las plantas, la caída prematura de los frutos y la senescencia de los vegetales. El procesado de 1.000Kg. de aceituna provoca una contaminación equivalente a una población de 500-1.000 habitantes

¿Cómo funciona el tratamiento? La tecnología utilizada se fundamenta en un tratamiento físico-químico previo a un tratamiento biológico, que a su vez consta de dos reactores de alta tasa de oxidación, con formación de biomasa microbiana en soportes especiales tras un proceso de selección y adaptación de bacterias que son resistentes a los inhibidores presentes en el alpechín y que, a la vez, están especialmente capacitadas para degradarlo. Hasta la fecha con esta planta depuradora se han obtenido rendimientos de hasta un 95%.


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