En esta segunda parte sobre la
plantación del olivar, seguiremos paso a paso la gestión y dirección de la
plantación, la preparación del terreno y la elección del sistema de riego.
La decisión del marco de plantación. En este punto, deberemos
estudiar y seleccionar cuál será el marco de plantación, la cuál es
tremendamente importante de cara al futuro desarrollo del cultivo. Debemos
recordar de nuevo que cada variedad de oliva tienen unas condiciones distintas
y exigen un tratamiento diferente según las necesidades de luz y aireación que
tengan frente a posibles enfermedades.
Es sabido, que un error en la
determinación del marco y dirección de la plantación puede echar a perder a
corto y medio plazo el desarrollo del cultivo, ya que la producción está íntimamente ligada a la exposición de la plantación a
la luz. Debido a este aspecto, y ya que la inversión inicial no supone un
esfuerzo excesivo, en la actualidad se tiende a ampliar el marco de la
plantación para aumentar el volumen de copa óptimo por hectárea y generar mayor
producción anualmente.
Cerrando este capítulo, la
elección de la dirección de la plantación tendrá en cuenta sobre todas las
cosas los criterios de máxima iluminación de evacuación de agua y minimización
de la erosión.
La fecha. Una faceta obvia pero de absoluta relevancia. Suelen
cultivarse en las estaciones de primavera y otoño, aunque debido a los nuevos
sistemas de riego, la temporada de cultivo suele alargarse de manera que solo
se eviten los meses de calor y frío más extremos.
Preparación del terreno. Para la implantación de un nuevo olivar,
será necesario acondicionar el terreno, y esto conlleva la realización de una
serie de trabajos que suponen un gran esfuerzo económico y físico. En esta fase
no debemos escatimar esfuerzos ya que solo tendremos que pasar por esta fase
una única vez durante todo el proceso de la plantación, y nuestro buen hacer
puede suponer un gran beneficio, y lo contrario, una mala producción.
Para que las raíces se desarrollen adecuadamente, debemos preparar un terreno mullido y poroso, que permita su crecimiento, así deberá dejar el perfil del terreno explorado. Por otra parte, en las zonas propensas a aglomerar agua estancada, debemos nivelar el terreno para darle salida al agua de lluvia y evitar la inundación de la parcela que provocaría la muerte de la planta por asfixia articular.
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