martes, 12 de noviembre de 2013

Las plantas también se defienden



Son incapaces de moverse, y viven en aparente serenidad, pero bajo ese aspecto amable e inofensivo, hay un ser vivo. Las plantas también sufren de los nervios, se estresan, se defienden y hasta sienten los dientes de quienes las devoran.

Y esto, ¿a qué se debe? En su savia tienen una hormona del peligro, la llamada jasmonato, equivalente a la adrenalina en los humanos. La misión de esta pequeña molécula, que se antoja fundamental para la supervivencia de los vegetales, es actuar de centinela, avisar de una amenaza exterior -un animal herbívoro, un hongo, el ataque de un insecto, una bacteria, un cambio brusco de temperatura- y oponer resistencia.

Con la presentación oficial de estos estudios, se pone de manifiesto la necesidad de conocer con detalle la gran variedad de genes de defensa que pone en marcha el jasmonato, para poder desarrollar soluciones agronómicas y medioambientales frente a las amenazas del cambio climático. La ciencia no había logrado descifrar toda la secuencia genética que interviene en la transmisión de la señal de alerta hasta ahora.


Se han descubierto los genes de la reacción de defensa química que se desencadena al detectar un peligro y que ayudan al vegetal a presentar batalla.
 
Poder de cicatrizar.

La ciencia no ha ido por mal camino en este asunto. Parece que no se inmutan si las tocamos o le arrancamos una hoja, pero si un gusano se posa sobre ella e hinca su diminuta dentadura, la planta tratará de defenderse y, además, alertará a sus vecinas sobre el peligro, han venido a decir hasta la fecha otros estudios científicos sobre este asunto realizados en la Universidad de Turín y en el Max Plance Institute de Alemania, que aparecieron publicados en la revista 'Plants Pshisiology'. Buen ejemplo de que los vegetales perciben cuando se les toca lo ofrecen las carnívoras, que enseguida cicatrizan la zona donde se les ha desprendido o arrancado una hoja.

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