Siguiendo con nuestro anterior post, hoy queríamos detallar el segundo y tercer paso del proceso de elaboración:
Soplado y lavado. Cuando las aceitunas de mayor calidad son seleccionadas y enviadas a la almazara, son dispuestas en cintas transportadoras metálicas para ser sometidas a la fuerza de unos ventiladores cuyo trabajo consiste en “soplar” las aceitunas de manera que queden limpias quitando hojas, palos, tallos y otras impurezas.
Posteriormente, las aceitunas avanzan hacia la fase de lavado, donde son rociadas a gran presión por unos chorros de agua potable bastante fría que permite limpiar la pieza de barro, polvo o cualquier otra impureza que se haya podido adherir.
La molienda. Este es la fase del proceso en la que rompemos y trituramos la aceituna (incluido el hueso) para extraer el aceite de su interior.
Antiguamente se utilizaban los llamados Molinos de Piedra, pero hoy en día está en desuso ya que no alcanza el rendimiento deseado para la demanda actual.
La mayoría de las almazaras cuentan con molinos de martillos, normalmente de eje horizontal. En ellos, se va introduciendo la aceituna de forma automatizada y recibe el impacto de los martillos metálicos que giran a gran velocidad. El molino cuenta con una criba de un diámetro determinado; cuando las partículas lo alcanzan, pasan, si no, siguen dentro del molino hasta que lo hagan. También pueden ser molinos de discos dentados o trituradores de cilindros estriados, pero en cualquier caso, todas estas técnicas sacan el máximo provecho a la aceituna, o lo que es lo mismo, habremos conseguido una pasta compuesta por varios elementos: aceite, pulpa de aceituna, huesos rotos y machacados y agua. Si quieres saber más, sigue el serial.
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